Sale en todas las películas, no es
cosa mía. Saltar al balcón de la dama que te ama está a la orden del día.
Y si no, dile a tus padres que me dejen entrar por la puerta grande. Vivimos tiempos demasiados fríos como para no temblar ante algo tan caliente, y amar es el modo en que arden los valientes.
No es culpa mía si desde anoche no necesitas carmín en los labios. A frutas rojas destila tu pulpa y tu rosa como en los prados.
Y si no, dile a tus padres que me dejen entrar por la puerta grande. Vivimos tiempos demasiados fríos como para no temblar ante algo tan caliente, y amar es el modo en que arden los valientes.
No es culpa mía si desde anoche no necesitas carmín en los labios. A frutas rojas destila tu pulpa y tu rosa como en los prados.
¿Qué tengo yo que ver con ésto?, si
cuando despiertas te olvidas de cubrirte la piel y bajas al desayuno familiar con mi regalo puesto. Despeinada, breve y transparente. Más animal que humana, ondulándote
más que moviéndote, sonriente y silente. Estás hirviente. No hueles a hija,
hueles a mujer, eso no es fácil de entender.
¿Sabes que me gustó el contraste de
esas doce uvas sobre el tatuaje que dibujaste sobre mi piel?, mientras desnudos
veíamos a “la igartiburu” y bajo los efectos de la vid, las deslizabas sobre mi
espalda jugando al conecta tres.
¿Y si te dijera que desde ayer no
paro de buscar una composición que describa el extraño movimiento de la
sensación al sentimiento?.
¿O quizás podrías decirme tú, cómo
se inventan en el primer día de un año cualquiera, estas ganas de desear vivir
tu boca y tus maneras junto a las mías?
Imagen: Marco Grassi
Comentarios
Un beso!
Publicar un comentario